Este texto, grafiado sobre una pared, a la que apunta una de las miles de cámaras de videovigilancia de la ciudad de Londres, está atribuido al artista Banksy, anónimo, provocador y activista artista callejero que ha llegado a exponer en museos.
Se trataba de un acto de protesta, de una crítica a la política de control social del gobierno británico posterior a los atentados de Nueva York, Londres y Madrid, que llevó a instalar mas de cinco millones de cámaras de videovigilancia en el reino unido. (1)
En efecto, en muchas ciudades del mundo es fácil encontrar en las calles, aeropuertos, estaciones, colegios, o estadios cientos de cámaras grabando nuestra vida cotidiana, con la excusa de velar por nuestra seguridad.
Pero, detrás de esta paranoica conducta, puesta en práctica ya por muchos ayuntamientos de nuestro país, nos ocultan otras prácticas menos licitas.
En primer lugar porque el uso que en muchas ocasiones se hace de las grabaciones está siendo en la práctica absolutamente inmoral e ilícito. Así, y pese a las leyes de protección de datos, que empiezan a implantarse en nuestro país, las grabaciones quedan almacenadas por más tiempo del que establece la norma, y en muchos casos ha sido extraviadas o distribuidas sin control.
Muchas de las imágenes que nos captan en nuestra vida cotidiana, en los centros comerciales, en las calles o el supermercado, acaban siendo analizadas por empresas especializadas en detectar hábitos de conducta y consumo, cuyas conclusiones son luego interpretadas y aplicadas por las grandes marcas con fines comerciales.
Además en cualquiera de los casos supone un abuso y una intromisión en la vida privada y en la intimidad de las personas que son grabadas y vigiladas sin percatarse, estén o no cometiendo un delito.
Nadie debería tener derecho a registrar sin permiso con quien paseamos, que lugares frecuentamos o cuáles son nuestras conductas cotidianas. No deberíamos permitir que nos roben libertad a cambio de una relativa seguridad.
Además por si fuera poco, está comprobado que la instalación de videocámaras no es efectiva en la prevención de delitos, como ya ha ocurrido en los lugares donde primero se implantaron (2). Así el pasado mes de agosto se hizo público un informe de Scotland Yard que reconocía que las cámaras no eran efectivas para la prevención o resolución d delitos y que se habían demostrado prácticas en proporciones tan ridiculas como un solo delito resuelto al año por cada mil cámaras instaladas.
Juan Manuel Mancebo Fuertes
jmanceb@gmail.com
octubre 2mil9
"Siempre esos ojos que miraban, vigilantes, en el trabajo o comiendo, en casa o en la calle, en el baño o en la habitación, en vigilia o en el sueño: no había privacidad posible".
George Orwell, 1984 .
1.http://www.publico.es/especiales/242453/cctv/londres/videovigilancia/laboristas/brown
2.http://www.independent.co.uk/news/uk/crime/cctv-in-the-spotlight-one-crime-solved-for-every-1000-cameras-1776774.html
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