Publico en "la fontana" un articulo de opinion que reproduzco a continuacion: (la fontana es una publicacion mensual que se reedita a nivel local tras años desaparecida.
ELECTORES. El futuro de Alhaurin de la Torre.
Viajar al futuro es bastante más fácil de lo que parece, de hecho desde el momento en que usted empezó a leer este párrafo hasta este preciso instante, hemos realizado un pequeño viaje en el tiempo, unos segundos hacia adelante y sin necesidad de usar ningún artilugio. Pero dejémonos de juegos literarios y planteemos de forma figurada, imaginarnos en el Alhaurin de la Torre de dentro de unos años.
En este ejercicio de imaginación, no nos sería difícil visualizarnos en la plaza del pueblo, y encontrárnosla más o menos como ahora, sin demasiados cambios aparentes, tal vez con alguna fachada nueva, quizás con algunos coches circulando de modelos que aun solo se ven en las ferias de automóviles y tal vez, con algún grupo de jóvenes con el artilugio electrónico de moda que, como ocurre ahora, les compraran sus padres sin saber muy bien para qué sirven.
Tampoco la apariencia externa de la travesía, con sus palmeras (con permiso del “picudo rojo”), sería difícil de imaginar más o menos como se encuentra ahora, incluso el aspecto general de nuestras urbanizaciones o barriadas no es probable que sufra considerables cambios en los próximos años.
Pero muchas otras realidades de nuestro entorno, sí que son muy difíciles de prever con relativo acierto, porque sencillamente dependen de nosotros mismos, y sobre todo de lo que durante los próximos años hagamos con nuestro pueblo.
Así, depende de nosotros, que en nuestro medio natural siga aumentándose el gran cráter de roca en el que están convirtiendo las canteras a nuestra sierra o por el contrario nos reencontremos con la naturaleza y le mostremos el respeto que se merece y que tanto nos conviene si pensamos en el bienestar y salud de los que nos preceden.
Depende de nosotros que nuestro pueblo continúe explotando el modelo de crecimiento irracional basado en especulación inmobiliaria como principal fuente de ingresos y motor de la economía local, o por el contrario aprendamos a generar riqueza y bienestar de los servicios, de la cultura, y de los recursos que el enorme potencial humano que tenemos es capaz de generar.
Depende de nosotros que sigamos viviendo en una ciudad dormitorio de la que tenemos que salir para comprar un libro, ir al teatro o encontrar servicios médicos especializados, o que seamos capaces de convertirla en la ciudad en la que podamos vivir y trabajar en condiciones aceptables.
Efectivamente está en nuestras manos, decidir cómo va a ser ese futuro, y debemos plantearnos como construirlo antes de que sea demasiado tarde, antes de que otros, con intereses alejados a los nuestros, continúen haciéndolo por nosotros.
Frente a los políticos profesionales, muchos ELECTORES somos capaces de imaginar una gran ciudad, respetuosa con el medio ambiente sin renunciar al progreso, donde las personas vuelvan a ser protagonistas de la ciudad.
Donde nuestros hijos puedan aprender, pasear en bici o ir al teatro sin desplazarse a otros lugares.
Donde podamos encontrar los bienes y servicios que necesitamos en los pequeños comercios locales, sin tener que acudir a grandes superficies.
Donde las empresas constructoras tengan trabajo, mucho trabajo, convirtiendo nuestras casas y nuestras infraestructuras en construcciones respetuosas con el medio ambiente y energéticamente sostenibles.
Donde el turismo no venga solo a vivir tras la jubilación, sino a conocer nuestro patrimonio natural, cultural e histórico, y regrese cada año.
Una ciudad donde las barriadas, las urbanizaciones y las pedanías, los recién llegados y los nativos, compartan los beneficios de ser alhaurinos, sin plantear diferencias pasadas de moda.
Muchos ELECTORES creemos que todo esto puede conseguirse con la participación de los ciudadanos en la gestión de nuestro pueblo, con la rebelión pacifica de los que siguen creyendo en las personas por encima de las siglas, con la toma de conciencia de que en el fondo somos nosotros mismos los que decidimos como va a ser nuestro futuro.
Y algunos, a eso lo llaman utopía.
Juan Manuel Mancebo Fuertes
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