domingo, 8 de diciembre de 2013

Constitución fósil y desobediencia.

Dice nuestro Alcalde y diputado Alhaurino, que "La constitución, no se toca". Que es el "único escenario posible" y que los que intentan modificarla crean "fractura social y ponen en peligro el consenso y la reconciliación".
A renglón seguido, tras justificar eso si, las políticas de recortes aplicadas por el gobierno dictadas por los mercados, como las únicas posibles, expresa su "asco" ante la decisión del tribunal Europeo de Derechos Humanos, a cuenta de la derogación de la doctrina Parot, argumentando que ni siquiera en este caso, la rebelión o manifestaciones públicas ciudadanas están legitimadas, porque entre otras cosas, tampoco debemos protestar ni desobedecer.
Dos días después, para que lo escrito no se turbe con la primera reacción, me pongo a escribir con un par de ideas muy claras: La constitución, las normas y los escenarios actuales no son los únicos posibles y cuando no funcionan si se deben tocar. Y para ello, la rebelión, la desobediencia y los que nadan contracorriente son absolutamente imprescindibles.