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jueves, 18 de agosto de 2011

El #15M, Jesucristo y el Alcalde de mi pueblo.

El #15M, Jesucristo y el Alcalde de mi pueblo.
Los que más me conocen saben que otorgo a los asuntos religiosos la misma credibilidad que a cualquier otro mito o creencia que no supere el método científico. También, que respeto sobre todas las cosas las opciones y pensamientos de los demás. Desde ese respeto, quiero trasladar mi particular punto de vista sobre los últimos acontecimientos que vienen sucediéndose en nuestro país, y que de una u otra forma un servidor está viviendo.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Carta al Papa de un anticlerical español. Luis Garcia Montero.

Excelente articulo del granadino Luis Garcia Montero publicado en su blog y en Diario Público.
Uno de esos articulos que me gustaria haber escrito yo. Suscribo cada palabra y cada signo de puntuación.

Carta al Papa de un anticlerical español. L Garcia Montero. Publico. 14/11/10
Confieso que ha acertado usted conmigo. Mis sentimientos se parecen mucho al anticlericalismo combativo. Es verdad que en este asunto, como en todos, soy incompatible con la violencia y que entre mis ilusiones no está la de quemar una iglesia. Pero la quema de una iglesia es un episodio coyuntural, propio de condiciones históricas muy particulares, que no sirve para definir el anticlericalismo. Sin quemar nada y sin perseguir sacerdotes, se puede sentir una indignación interior, una combustión interna, muy parecida al anticlericalismo, cada vez que alguien quiere humillar la razón a las supersticiones. Confieso que yo siento esa cólera al escuchar sus ideas sobre la ciencia, el dolor, la sexualidad, la muerte, la mujer y la dignidad humana. Como no he recibido el don de la fe, me parece una estafa inaceptable el mundo que usted representa.

Si se esfuerza un poco, no le resultará difícil entenderme. Cada cuál pertenece a su historia. Yo he nacido en un país en el que la jerarquía católica, siempre que estuvo en su mano, actuó con una agresividad muy violenta, quemando cuerpos y libros, persiguiendo herejes, abrazándose al poder terrenal y humillando a los más desfavorecidos. El enciclopedista Masson de Morvilliers preguntó en el siglo XVIII qué se podía esperar de un país que necesitaba el permiso de un cura para pensar. No cambiaron mucho las cosas en el siglo XIX y en buena parte del XX. Está muy cerca todavía el espectáculo de una Iglesia militante contra los valores democráticos, volcada en preparar y bendecir el golpe de Estado de 1936, las ejecuciones masivas y la dictadura. Le aclaro que hablo desde una experiencia histórica objetiva, nacional y católica, no tanto desde una experiencia particular. Yo tuve la suerte de encontrarme en mi adolescencia con curas obreros que luchaban a favor de los pobres y en contra de la dictadura. Pero esos curas, y su Teología de la Liberación, ahora cuentan muy poco, gracias a la burocracia partidista de la Iglesia y a las persecuciones disciplinarias desatadas contra ellos por usted y su antecesor, Juan Pablo II.
Así que le confieso mi anticlericalismo. El malentendido está en que usted me considere peligroso y en que piense que represento a mi país. Soy de los que creen que en los asuntos de la identidad cuenta más el hacer que el ser. Aunque soy anticlerical, me esfuerzo en comportarme como un laico. Renuncio a mis antipatías religiosas en busca de espacios públicos y neutros que permitan la convivencia. A mí me haría mucha ilusión llenar los colegios y los espacios colectivos, junto al cartelito de prohibido fumar, de otro tipo de avisos, como la religión es peligrosa para la salud física y mental. Pero comprendo que eso podría molestar a muchas conciencias personales. Así que dejo mi anticlericalismo en casa. Creo que tengo derecho a esperar un comportamiento parecido de usted. Podría, por ejemplo, guardarse los crucifijos en su casa. No sabe lo que me molesta que mi hija se vea obligada a estudiar Biología en una clase con un crucifijo, es decir, con un señor muerto, pero que va a resucitar a los tres días, lo cual no es del todo sorprendente si se piensa que vino al mundo sin que su madre conociera varón y que es a la vez un individuo y una agrupación, formada por un padre, un hijo y un espíritu santo. Para la identificación policial, esa multiplicidad de personalidades es tan peligrosa como un burka.
Pero no se preocupe, porque yo no soy peligroso para usted. No he tenido nunca un Gobierno que defienda mis derechos de ciudadano dispuesto a vivir en un país laico. Y, además, no represento a mi país. Lo que hoy caracteriza a España no es el anticlericalismo, sino la indiferencia de una masa instalada en el egoísmo que define a las sociedades consumistas del capitalismo desarrollado. Esa indiferencia sí que es peligrosa, tanto para sus ideas religiosas como para mis ilusiones políticas. Las militancias éticas han pasado de moda. El Gobierno lo sabe, y por eso no entra en guerra con ustedes. Evita posibles facturas electorales y prefiere dejar que la indiferencia vaya desacralizando y despolitizando poco a poco el país. Le confieso que usted y yo estamos fuera de lugar en este reino. Sobramos los dos. Sobran su culpa y su espiritualidad católica. Sobran mi anticlericalismo y mi deseo de conseguir un mundo sin dioses, reyes, ni tribunos.

miércoles, 27 de octubre de 2010

¿Sabes que los españoles pagaremos mas de 30 millones de Euros de gastos de los próximos viajes del Papa?

En efecto, las próximas visitas del Papa Benedicto XVI, a Barcelona y Santiago el próximo mes de Noviembre y a Madrid en Agosto de 2011, supondran un gasto de dinero público de decenas de millones de euros.
Nuestro pais, aconfesional en teoría, correrá con los gastos de estas visitas pastorales que pretenden difundir y promover una determinada creencia religiosa.
Ya son muchas las voces e iniciativas que reclaman dedicar este dinero a paliar las tremendas necesidades sociales, sanitarias o educativas que tiene en estos momentos nuestra sociedad.
Copio enlace a una organización laica que está enviando al nuncio apostólico en España facturas ficticias solicitando que sean abonadas por esta confesión religiosa.
http://www.laicismo.org/observatorio/destacados/pasale_factura_al_papa.html

martes, 5 de febrero de 2008

Como dios manda


La reciente incursión de la jerarquía eclesiástica en la campaña electoral recomendando un determinado sentido del derecho del voto y opinando sobre terrorismo, aborto o divorcio demuestra que esta organización además de arcaica, machista, homofoba y dogmática añora, quizás, otros tiempos en los que la separación con el estado era inexistente y tal vez piense, que con el apoyo implícito a determinadas siglas políticas vuelva a conseguirse.Espero que esta critica a la jerarquía de la Iglesia no se confunda con una falta de respeto hacia los creyentes de esta o cualquier religión que por supuesto nada tienen que ver con estos estamentos porque entre otras razones no se trata ni por asomo de organizaciones democráticas, muy al contrario los fieles no pueden elegir a sus representantes, cuya legitimidad solo se mantiene a través de intereses y juegos de poder internos que suelen acabar en expresiones de autoritarismo.
No hay que despreciar la relación de las “pseudo-sectas” como el opus dei, con políticos, empresarios y agentes económicos que participan en el juego político, por lo que en el fondo, no nos debe extrañar que en los pulpitos se hable de política, eso si, cuando los obispos opinan de algo tan ajeno a ellos como unas elecciones democráticas, nos otorgan a los demás el derecho a hablar de su “negocio”.
Quizás va siendo hora de exigirles cuentas acerca de las inversiones y especulaciones con el dinero que reciben del Estado. Quizás habría que exigirles responsabilidades acerca de las mentiras que se cuentan en su cadena de radio. Tratar su religión en las escuelas como cualquier otra, ni más ni menos. Acabar con los privilegios fiscales y convenios con el estado o al menos equipararlos a los de otras confesiones. Obligarles a retirar de las iglesias los símbolos franquistas. Criticarles cuando se permiten adoctrinar acerca del derecho a la muerte digna de los demás, cuando se permiten discriminar a los modelos de familia que no son como ellos predican o juzgar a las mujeres que optan por abortar.Quizás va siendo hora de juzgar a más de uno por los abusos sexuales cometidos bajo sus sotanas eso si, sin usar preservativo, como dios manda.

Juan Manuel Mancebo Fuertes

Febrero 2mil8

lunes, 5 de noviembre de 2007

La señal de la cruz

La Conferencia Episcopal ha lanzado una campaña para recaudar más donativos con vistas a la próxima declaración de la Renta. A través de una campaña publicitaria que empieza hoy, pretende promocionar sus actividades y concienciar a los ciudadanos de la necesidad de una ayuda económica, sobre todo a partir de enero de 2008, cuando la asignación tributaria de los ciudadanos será la única aportación que reciba del Estado. Se trata de informar a los españoles de las líneas básicas del acuerdo de financiación alcanzado en diciembre del año pasado entre la Santa Sede y el Estado, por el que se elimina la dotación directa del Estado a la Iglesia, se aumenta la asignación directa del IRPF del 0,5 al 0,7 por ciento y se elimina la exención del IVA, dicen los obispos, a los que les parece insuficiente percibir mas de 150 millones de euros de casi un tercio de los declarantes de IRPF.
Pero como ocurre a menudo, lo que no nos dicen es, quizás lo más relevante.
En esa campaña no nos contaran nada acerca de las inversiones de la conferencia episcopal en bolsa, donde alcanzan beneficios superiores al 15% gracias a un tratamiento fiscal favorable, ni de los casos de especulación inmobiliaria que recientemente les ha aportado millones de euros en varios “negocios terrenales”.
Tampoco nos contaran lo que perciben en concepto de financiación por los centros católicos concertados, ni por su asistencia a instituciones como el ejército o las prisiones. Ni por supuesto los ingresos por publicidad en los anuncios intercalados entre las perlas que a diario nos obsequian tipos como Cesar Vidal o Jiménez Losantos en la COPE.
Tampoco nos recordaran en sus anuncios la postura del “pastor alemán” Joseph Ratzinger, que alude a su condición de jefe de estado para evitar, gracias a su inmunidad, ser imputado en los juicios por abusos sexuales a menores en EEUU, donde por cierto la Iglesia, “invierte” cientos de millones de dólares en silenciar mediante indemnizaciones los cientos de casos de abusos sexuales y pederastia de sus obispos.
También olvidan revisar su tradicional postura respecto a las diferentes opciones sexuales, el derecho al aborto o a la eutanasia en un ejercicio de amnesia que les convierte en la institución más machista y homofoba desde la edad media.
Pero no debe sorprendernos que la Iglesia (obsérvese el uso de las mayúsculas) tenga tan poca memoria. Como recientemente volvió a demostrar al canonizar solo a las “victimas” elegidas por la conferencia episcopal, que se permite olvidar a otras victimas, que al parecer deben entrar en el cielo por la puerta de atrás, sin ceremonias, sin papeles, en patera.
Y es que los administradores del cielo y el infierno, tienen mala “memoria histórica”, ofenden y olvidan de forma selectiva a los miles de muertos a manos de sus cruzadas, guerras santas y tribunales eclesiásticos, o sin ir más lejos, a los miles de muertos por sida en cualquier parte del mundo, a los que siguen sin recomendar el uso de preservativos.
A ellos les preocupa la asignatura de ciudadanía, llamando a la desobediencia y saliendo a los medios y a la calle para pedir la desobediencia a una ley del gobierno, y quedándose en casa cuando todos salimos a manifestarnos contra las guerras.
A ellos les preocupa la “señal de la cruz”, siempre que esta aparezca en la casilla de nuestra declaración de la renta destinada a financiar a la Iglesia.
Que Dios perdone a su Iglesia.
Juan Manuel Mancebo Fuertes
Noviembre 2mil7
www.bobastro2.blogspot.com

sábado, 6 de octubre de 2007

jaque mate

Y digo yo, si España fuese una republica, ¿seguiría llamándose Real, el Real Madrid? ¿Estamparían la cara del presidente de turno en las monedas de euro? ¿Cómo se llamaría la copa del rey? ¿Seguirían las galletas de chocolate llamándose príncipe? ¿se dedicará Peñafiel a criticar la corte del rey León?
Me gustaría verlo.
Porque nunca he comprendido la existencia de instituciones y personajes con derechos y privilegios diferentes a los demás.
Porque no entiendo porque usted y yo pagamos IVA o tenemos que presentarnos a unas oposiciones para ser profesores y a la iglesia se lo perdonan.
Porque no entiendo un sistema político donde no se pueda criticar al jefe del estado o renunciar públicamente a unos símbolos.
Y eso no significa que yo sea radical, independentista, nacionalista o de al-qaeda.
A la gente le cae bien la figura del rey campechano que monta en moto y bromea con la prensa.
Casi todos reconocen su importante papel en la reciente historia de España, cuando rompió con las ideas del anterior régimen (eso si, tras la muerte del señor que salía en el NODO) o cuando ratificó su posición a favor a la democracia aquel famoso 28 de febrero, pero eso, no significa que tengamos que estar de acuerdo con la monarquía.
Muchos ciudadanos trabajan desde la más absoluta legalidad por un sistema en el que se pueda elegir al máximo representante del estado, y eso (llamemos a las cosas por su nombre) se llama republica.
Desde la libertad de expresión, y el respeto a los demás, podemos expresar públicamente nuestra disconformidad con unas realidades nada democráticas, como un sistema político donde la elección del jefe del estado es hereditaria, una iglesia exenta de impuestos o un sistema económico libre del control de los gobiernos.
El camino empieza por crear una opinión pública informada y crítica con privilegios tan medievales como los de la monarquía o la iglesia.
Pero el discurso oficial, lo que nos enseñan los medios de comunicación, es una deformación interesada de estos movimientos reivindicativos, identificándolos con la violencia callejera, el independentismo y el radicalismo, aprovechando si cabe, las manifestaciones antimonárquicas para reforzar la imagen del rey y perpetuar estos y otros arcaicos estamentos.
Les invito a ser críticos con todo lo que nos cuentan, sobre todo con aquello en que existe un consenso generalizado por parte de los medios.
Les invito a que apaguen la televisión y busquen la prensa alternativa, la que no depende de los que mandan.
Les animo a expresar en medios como este, su opinión para enriquecer la de los demás, y si algún día no nos dejan, a cerrar los ojos y soñar, que por ahora puede hacerse sin que nadie se entere.
Pero sobre todo, como regla general, no se crean nada de lo que le cuentan, sospeche de las verdades absolutas y las respuestas únicas.
Ni se crea tampoco nada de lo que acaba de leer, puede ser todo absolutamente falso.
Juan Manuel Mancebo Fuertes
Octubre 2mil7

martes, 31 de julio de 2007

Semana santa y otras curiosidades

Yeslem pasó un par de veranos en casa de mis suegros, hasta que alcanzó la edad en la que no le permiten salir del Sahara. Es uno de esos niños que viene cada verano desde el Aaiún a pasar unos meses con familias de nuestro pueblo. Recuerdo muchas anécdotas de él, sobre todo, lo que le sorprendía cosas para nosotros cotidianas. Supongo que entre todos le ayudamos en algo, no sé. Pero lo que sí quiero creer es que nos enseñó algunas cosas. Yeslem rezaba en privado procurando no ser descubierto, nos hablaba de sus obligaciones como musulmán y de cómo viven la religión en su tierra. Una tarde, viendo la televisión, salieron unas imágenes de la Semana Santa con los típicos nazarenos de cara cubierta, tronos y mantillas, Yeslem preguntó con la inocencia de un niño por el significado de lo que estaba viendo, cuando alguien le intentó explicar en forma de cuento que se trataba de una procesión por la muerte de Jesucristo. Yeslem preguntó por qué, si se trataba de algo triste, la gente de alrededor estaba riendo, comiendo pipas y hablando sin ningún respeto. “Una costumbre vuestra muy rara”, concluyó.
Y tiene razón el pequeño moreno esté donde esté en estos momentos. Una tierra muy peculiar la nuestra.
Vivimos en un país laico por constitución aunque católico por costumbre, cada vez somos menos los que marcamos con una cruz la casilla del IRPF que destina un 0,5% a la Iglesia, (que por cierto, aunque divorciada de su marido el Estado sigue cobrándole la pensión alimenticia que en el fondo pagamos todos), cada vez hay menos bodas religiosas y las iglesias están mas vacías. Pero llega la Semana Santa y de pronto nos convertimos en fanáticos seguidores de unos ritos y costumbres propios de la Edad Media. Hay para todos los gustos: nazarenos encapuchados, penitentes descalzos, autoflagelaciones, y unas señoras vestidas con traje negro, zapatos de tacón, medias y peineta. Tronos con magníficas esculturas barrocas adornadas con oro y mantos carísimos, acompañadas por solemnes bandas militares con sus soldados armados hasta los dientes.
Curiosa costumbre esta de acotar la religiosidad a tres o cuatro días, que se aprovechan para enseñar las joyas y los mejores trajes de nuestro armario. Curiosa costumbre la de pasear al que dicen murió desnudo y pobre, adornado con bordados de oro. Curiosa esta Semana Santa que para muchos es casi la única expresión de “cultura” que practican, reclamo turístico para otros y negocio para no pocos.
Y la iglesia católica, tan ocupada en perseguir a las profesoras de religión casadas por lo civil, como en ocultar los hijos que sus curas van dejando por ahí, encantada con esta Semana Santa, aprovechándose de su espectacularidad y expresividad y explotando nuestro particular gusto por la muerte y el dolor convertido en espectáculo, (otro día hablaremos de las corridas de toros).
En las escuelas de Arte Dramático se estudia la liturgia como antecesora de la Dramaturgia. La Semana Santa era una manifestación pública fraguada a mediados del siglo XVI como una continuación de la liturgia de los días santos, las procesiones de penitencia se encargaban de escenificar visualmente los contenidos evangélicos de la liturgia en el exterior de las iglesias. Hoy es lo más parecido a la idolatría, y eso, corríjanme ustedes, no estaba muy bien visto en las sagradas escrituras.
Me consta que las cofradías y muchos católicos por cuenta propia realizan una excelente labor social y humanitaria el resto del año, pero cuando uno se apropia de símbolos y los saca a pasear, los expone y se expone a sí mismo a ser criticado y cuestionado.
Espero que esto no suene a blasfemia gratuita, sino a crítica social y, ante todo, mi respeto a los que creen en esta u otras religiones, sean cuales sean sus ritos y expresiones. Espero que todos los que acuden a nuestra Semana Santa respeten de igual manera las imágenes de otros creyentes que visten ocultando su rostro o rezan en dirección a la Meca. No somos tan distintos.