lunes, 29 de septiembre de 2008

Didáctica de la crisis

Nadie tiene que contarnos como nos afecta la crisis en nuestra vida diaria.
Somos nosotros los que sentimos que nuestro poder adquisitivo va disminuyendo, a la vez que aumenta la cuota de nuestra hipoteca, el precio de la gasolina, o el del pan. Somos nosotros los que sentimos la incertidumbre del desempleo volando sobre nuestras cabezas.
Sin embargo los medios de comunicación tradicionales se empeñan en dar razones y explicaciones a la crisis que vivimos, argumentos repetidos y asimilados por la mayoría, incluso por pseudo periodistas y columnistas de turno.
Pero hay otros puntos de vista que no encontraremos en la tele o en los argumentos de los famosos tertulianos y líderes de opinión.
Ninguno de ellos nos contó que el pasado 17 de septiembre la FAO (1) cifró la cantidad de dinero necesaria para salvar la vida de 900 millones de personas que mueren de hambre en el mundo en 30.000 millones de dólares, porque los medios estaban ocupados en hacernos creer que nuestra solución es que el gobierno estadounidense entregue 700.000 millones de dinero público a los bancos privados.
Hoy, las portadas de los periódicos olvidaran la llegada de más de 200 de esas personas que huyen del hambre, en una patera-cayuco a las canarias y se dedicaran a explicarnos las consecuencias del rechazo por parte del congreso americano a esta “ayuda” de Bush a los ricos, aunque pocos encontraran la explicación en la cercanía de unas elecciones que podría hacer pagar a los políticos yankies su incompetencia y complicidad en el problema.
En pocos medios se analizará que el sistema socio económico en el que vivimos , “neoliberalismo “ o “libre mercado” como lo llaman evitando el termino “capitalismo”, basado en el crecimiento sin control como única posibilidad de desarrollo de nuestra sociedad, es capaz de matar de hambre y guerras a millones de personas cuando funciona bien y de acabar con el bienestar del resto cuando funciona mal, saliendo impune en ambos casos.
Llevamos sesenta años permitiendo que una minoría organizada en torno a los grandes bancos y empresas implante las reglas del juego en el mundo, favoreciendo la desigualdad y el hambre, organizando guerras, controlando gobiernos o acabando con ellos mediante golpes de estado, permitiendo que hagan su jugada sin intervención de los estados.
Hemos hipotecado nuestras casas para pagar los beneficios de los especuladores locales y nuestras vidas para pagar a interés variable a los mismos bancos que ahora los gobiernos pretenden salvar con nuestros impuestos.
Y nuestros políticos, en el gobierno o en la oposición, ¿cómplices o ineptos?. ¿Por qué no aprovechan esta coyuntura para poner condiciones y nuevas reglas sobre la mesa? ¿Por qué no condicionan la intervención de “papa” estado a la implantación de garantías sociales como por ejemplo, evitar despidos masivos, o limitar los salarios de los grandes directivos?
Veremos en que acaba todo esto, aunque apuesto a que poco va a cambiar.
Las grandes empresas y bancos serán cada vez más grandes, absorbiendo a otros más pequeños ahora que su valor ha disminuido. (en España el banco Santander, por ejemplo, no parece verse afectado por la crisis en absoluto).
Los gobernantes descubrirán que después de tantas ayudas y gastos públicos los servicios sociales tendrán que ser privatizados para asegurar su continuidad. La oposición se perderá en debates y palabrería, sin llegar a plantear una alternativa y deseando llegar al poder para acercarse al sol que mas calienta.
Obama ganará las elecciones americanas, (si no se lo cargan antes), y se nos venderá una nueva versión de liberalismo económico o capitalismo 2.0, donde seguiremos como hasta ahora, de burbuja en burbuja, controlados por el mercado y sus caprichosas leyes.
Y nosotros, seguiremos sin atrevernos a plantar cara, sin plantearnos ni siquiera reivindicar nuestro papel en el sistema. Aceptando que nuestra vida se vea controlada por el nuevo mecanismo de control social que son las deudas bancarias a las que nos vemos obligados si queremos tener derecho a emanciparnos o tener un cierto bienestar material, por otra parte necesario en la sociedad en la que vivimos.
Quizas, todo lo que esta pasando sea un reajuste del mercado para seguir manteniendo el “statu quo” imperante. Quizas nuestra hipoteca, sea una forma de presión para hacernos cumplir las normas, ir al trabajo a las 8 de la mañana con el agua hasta el cuello sin ni siquiera pensar en rebelarse.
Quizas, lo que a lo largo de la historia han conseguido algunas religiones y gobiernos totalitarios a la fuerza, que no es otra cosa que “controlar a la población”, ahora lo estén consiguiendo los grandes bancos, con la complicidad de los gobiernos. Y no se trata solo de tener una cuota de por vida (que va subiendo mas rápido que nuestros sueldos) a cambio de vivir en una casa que nunca será completamente tuya, sino que afecta al resto de nuestra vida. ¿O es que somos libres para protestar en el trabajo? ¿y para tener todos los hijos que deseamos? ¿Podemos acaso, pensar en alguna alternativa cuando tenemos que recurrir a nuestros mayores para pagar la luz o acabar el mes sin números rojos?.

Juan Manuel Mancebo Fuertes
Octubre 2mil8
www.bobastro2.blogspot.com
jmanceb@gmail.com

1- http://web.lavanguardia.es/lavanguardia/docs/20080919/abfao190908.pdf

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Exactamente así son las cosas, como las cuentas, para nuestra verguenza y dolor...
Un abrazo, compañero
Hannah

Anónimo dijo...

Estimado Juan Manuel:

Aparte de seguir con interés tus comentarios en Internet, con los que muchas veces, no todas, estoy de acuerdo, te felicito por el escrito "Didáctica de la crisis" y permíteme sugerirte (posiblemente lo conoces y deberías recomendarlo en tu blog si te identificas con lo escrito por el autor) la lectura del pequeño ensayo "La crisis ninja", de Leopoldo Abadía, que está circulando por los ordenadores de toda España.

Un saludo.

Manuel López Mestanza.

1+0=8 dijo...

sí, así está descrito nuestro presente si se eliminan partes denominadas conspiracionistas, a mí me parece que da lo mismo que donde tú dices bancos y empresas, ellos o nosotros, no lo sé, lo llamamos biderberg y nuevo orden mundial o algo, al fin y al cabo, vivirémos una vida divertida, una contemporaneidad tormentosa y dependerá a cada uno como se contará a través de su futuro en crisis.