martes, 6 de diciembre de 2011

"El Manantial" de Santiago Alcantara.

El pasado sábado, asistí invitado por la Asociación Torrijos 1831, a los actos de Homenaje a la figura de Torrijos y la Constitución que la esta asociación cultural lleva 10 años celebrando en Alhaurín de la Torre.
Diez años de trabajo recopilando referencias, documentos y enseres del hecho histórico mas relevante acaecido en el municipio, escenificando la recreación histórica de los capítulos mas importantes de aquella historia de liberales sublevados contra el rey absolutista Fernando VII, de gente que dió su vida por una Constitución, por las libertades y por los demás.
Y diez años de ignorancia, trabas y desprecio por parte de las instituciones, especialmente de nuestro Ayuntamiento, que,  lejos de reconocer su labor y vislumbrar las posibilidades que la figura del general Torrijos y la propia reconstrucción de los escenarios históricos ( Alqueria de Mollina, en Torrealqueria, con la Torre Mudéjar, exenta, incluida) ofrecen a nuestro pueblo, desatiende y margina por motivos que escapan a la lógica, al legado y a las personas que este colectivo representa.
Porque mas alla, de ocupar la fila de asientos destinada al protocolo, y de ofrecer, con condiciones, ayudas y promesas de cara a la galería, que gente de la categoría moral de "los Torrijos" nunca aceptarian, nuestro Ayuntamiento, es co-responsable por acción u omisión de cada una de las "goteras de ignorancia" que vienen poniendo en peligro la conservación de esta parte de nuestro patrimonio.
Es esta una historia, de héroes y cobardes, de traiciones y lealtades, ( apliquen estos adjetivos tanto a los hechos del SXIX como a la propia historia de la Asociación), que les invito a conocer visitando los lugares históricos, o la sala museo que esta semana vuelve a abrir las puertas en Torrealqueria, tras la reparación de las goteras (estas de lluvia) que también pusieron en peligro la colección Torrijos; acudiendo a las recreaciones históricas, que en estas fechas se celebran en Mijas, Málaga o Alhaurín de la Torre; o leyendo e investigando sobre la figura de este personaje y sus compañeros.
Para acabar, les dejo dos perlas: En primer lugar, el texto del valiente discurso, que mi admirado historiador Esteban Alcántara, pronunció el sábado, de forma magistral y valiente ante los que acudimos al acto de homenaje. Uno de esos discursos que retratan a las personas que los redactan y a las que se dirige. En el que parafraseó otro gran discurso, ( el segundo de los regalos), pronunciado por el actor Gary Cooper, en "El Manantial" ( The Fountainhead, 1949), fabulosa película basada en la novela de Any Rand del mismo titulo, que además de ser una obra maestra y un alegato en favor de los creadores y los que nadan contracorriente en todas las épocas, fué, probablemente, la película que me hizo estudiar Arquitectura hace ya unos años. ;-)
Espero que les guste.
Juan Manuel Mancebo Fuertes
jmanceb@gmail.com
www.bobastro2.blogspot.com


Discurso final de la Pelicula "El Manantial" ( The Fountainhed 1949)


Discurso de Esteban Alcantara. Historiador y Secretario de la Asociación histórico Cultural Torrijos 1831.




Señoras, señores, señor Alcalde, concejales de las diferentes partidos políticos representados en el Ayuntamiento de Alhaurín de la Torre, Asociación Folclórica Solera, Delegación del Ayuntamiento de Macharaviaya, representada por su Alcalde D. Antonio Campos Garín, propietarios de Astilleros Nereo, director de Alhaurín.com, ciudadanos, vecinos, compañeros, amigos todos.
En primer lugar deseo agradecer las palabras de D. Francisco Rodríguez Marín, ilustre profesor de la Universidad de Málaga, buen amigo y mejor persona, cuyas gratas palabra, más que por merecimientos de mi persona, se deben sin duda a nuestra vieja amistad gestada en los tiempos en que ambos formábamos parte de la Academia de Humanidades de Santo Tomás, en Málaga.
Por tanto, Paco, muchas gracias por esas amables palabras.
Quizás por los años que he dedicado a la biografía de José María Torrijos y Uriarte, en algunas ediciones anteriores de las Jornadas de homenaje a Torrijos y la Constitución, mis compañeros me habían ofrecido realizar el pregón de inauguración, cosa que siempre decliné, por entender todo lo que en valores intelectuales y humanos nos podían aportar los ilustres pregoneros que me han precedido, deseando recordar, especialmente, por haber fallecido dentro de este periplo cultural que nació en 2002, la memoria de tres de ellos: me refiero a D. Miguel Alarcón Suárez, D. Julián Sesmero Ruiz y D. Alejandro Power Aliberti.
Cumplido ese deseo interior en las nueve ediciones anteriores, no he podido rechazar, sin embargo, esta última propuesta realizada por el propio presidente de mi colectivo, Jesús Rivera, al llegar a unas Jornadas que entiendo cargadas de simbolismo: las décimas. Primero, por todo el esfuerzo, trabajo y dedicación que nos ha costado llegar hasta ellas y, segundo, porque esta décima edición confirma en la historia de Alhaurín de la Torre, Málaga y Mijas la labor cultural de la Asociación Torrijos 1831, escrita en cada mes de diciembre con muchísimo esfuerzo, más del que ustedes se puedan figurar, como un hecho insólito que sucede, desde su creación, de forma simultánea, en los tres municipios.
Hoy no les hablaré de la vida de Torrijos, no, ni de su lucha por las libertades constitucionales en su idea de que los españoles fuéramos ciudadanos con derechos, en vez de súbditos sometidos a un indeseable monarca absolutista; ni siquiera de las circunstancias de su trágica muerte en Málaga fraguada por oscuros traidores, esos que en cualquier tiempo o lugar, son comprados fácilmente con dinero y prebendas por los entresijos oscuros de los poderes malentendidos; pues pienso que ya lo hicieron los anteriores pregoneros, muy acertadamente, desde óptica de la Historia, la Literatura y las tradiciones costumbristas de nuestra querida Málaga.
Este pregón se lo dedicaré a la Asociación Torrijos 1831, a sus hombres y mujeres, a su labor cultural y a su esfuerzo diario ante tantas y tantas dificultades y adversidades, porque dudo que exista en este pueblo un colectivo al que se le haya hecho tanto daño a través de la mentira y el engaño, en su labor cultural y en la fama de las personas que lo integran, como es el caso de la Asociación Torrijos 1831, algo que es bien conocido en Alhaurín de la Torre, en Málaga y Mijas, y también en diferentes puntos de nuestro país; una situación que, desgraciadamente, continúa al día de hoy sin freno.
Este es por tanto el título del pregón: “A MI ASOCIACIÓN TORRIJOS 1831”
Estoy convencido que éste colectivo no hubiera nacido nunca si las instituciones municipales de Málaga, Mijas y Alhaurín de la Torre, hubieran hecho sus deberes a mitad de los años ochenta del siglo XX, en cuanto a su patrimonio histórico. Por entonces, un grupo de personas unidas por el interés que nos despertaba el periplo descrito por Torrijos y sus compañeros en su desembarco en la provincia de Málaga, en diciembre de 1831, descubríamos con sorpresa en los tres municipios, como el patrimonio relacionado con aquel hecho histórico estaba totalmente abandonado y a su suerte, en una dejadez manifiesta. En Málaga, el Convento de San Andrés estaba en ruinas y a la espera de su derrumbe definitivo, para llevarlo a la especulación y ser malvendido como solar que permitiera la construcción de edificios de volúmenes excesivos. En la cripta de la Plaza de la Merced, las maderas de las cajas que contenían los restos de Torrijos y sus compañeros se estaban pudriendo desde hacía años por las filtraciones de agua, cayendo los restos de los liberales al suelo. Venías a Alhaurín de la Torre y te encontrabas que la Alquería de Mollina había sido tirada abajo a principios de los setenta, sin que ninguna autoridad, colectivo o vecino hubiera movido un solo dedo por salvarla de la demolición. Ibas a la playa de El Charcón, en Mijas, y comprobabas que nada había allí que señalara el desembarco de Torrijos.
En 2002 se inició el periodo constituyente de la Asociación Torrijos 1831. Por primera vez, un colectivo de Alhaurín de la Torre y de la provincia de Málaga, en general, recogía y asumía en sus estatutos la defensa de los lugares vinculados con Torrijos tras su desembarco. En el caso de Alhaurín de la Torre, se cifraba en la reconstrucción de la Alquería del conde de Mollina, con aspecto exterior parecido al original, y un interior funcional donde se ubicaría un Centro de Interpretación dedicado a aquellos hechos, manteniendo el cuidado y respeto por la torre musulmana, previéndose en los planos, exenta y restaurada. Para ello, una representación de nuestra asociación participó en 2006, en la planificación de esa reconstrucción patrocinada desde el Ayuntamiento, reconstrucción que está aprobada en Pleno, y que creemos que, tras diez años de expectativas, ya es hora de que se cumpla por el bien que puede suponer, y porque ante las dificultades de los proyectos, las instituciones y sus autoridades deben poner sobre la mesa. Valor, negociación y capacidad de gestión.
Hace unos pocos meses, en una cafetería del pueblo tuve una experiencia no muy agradable: una persona refería a otra en la barra, con prepotencia y desprecio, y sin percibir mi presencia, algo parecido a: “por mucho que se empeñen esos de Torrijos, la Alquería no la van a reconstruir nunca”. Y me dije para mí, “pobre ciudadano, éste, que cree, que si no se consigue la reconstrucción de la Alquería será un revés para la Asociación Torrijos 1831; cuando en realidad, el gran fracaso (el segundo después del derribo de hace cuarenta años), sería para las instituciones, para el patrimonio y los bienes culturales de este pueblo, y por tanto, directamente para los vecinos. Igualmente, sería un fracaso para el porvenir de la barriada de Torrealquería y para la propia historia de Alhaurín de la Torre. Qué pobre visión la de ese ciudadano, despachándose a gusto entre copas porque un modesto colectivo no alcance sus anhelos culturales. Sin duda desconoce que la Asociación Torrijos 1831 ya ha conseguido cosas importantes sobre Torrijos con instituciones municipales malagueñas: como el adecentamiento de la cripta de la Plaza de la Merced, con los restos de los liberales bien recogidos en cajas resistentes al tiempo. La colaboración en la creación del Centro de Interpretación de Torrijos en la Cala del Moral de Mijas, en la torre almenara donde ocurrieron parte de los acontecimientos; o la inauguración en Mijas en esta misma mañana, de un monumento que indica el desembarco de Torrijos en la playa de El Charcón.
A los componentes de la Asociación Torrijos 1831 quiero agradecerles muchas cosas, pero especialmente el gran valor de su voto democrático en el año 2005, pues sin él y por todo lo que ya hemos podido ver y comprobar en los últimos años, nos hacemos una idea muy clara de lo que se habría convertido este colectivo. Por eso quiero recordar a algunas personas que con su firme decisión sostuvieron esta asociación en aquellos momentos difíciles, como Paco Solano, Lola, Domingo Adán, Maria Ángeles, Pepe Muñoz, Paca Lomeña, Pepe Cano, puri, rafael molina, Mª Carmen, José Luis Llorente, Victoria Fernández, José Palomo, María del Valle, Francisco Miguel y tantos otros…
Se pueden entender diferencias de criterios, puntos de vistas contrarios, desacuerdos, pero no se puede transigir, ni apoyar por ética y repercusión social lo nacido del ejercicio de la mentira y el engaño, para difamar el honor y la dignidad de las personas. Eso no se debe apoyar de ninguna de las maneras.
Por eso quiero destacar el gran valor que han tenido tres personas para mí, tanto por lo que han trabajado en este proyecto, como por la dureza de lo que han padecido por estar ahí y defenderlo con toda entrega y generosidad. Me refiero en primer lugar a mi presidente Jesús Rivera, con un total de trece años interpretando a torrijos y diez al frente de la asociación. A Santiago sastre, mi cuñado, prez de la educación y la horadez en Alhaurn de la Torre, y persona servicial donde las haya. Y finalmente, a Flori sastre, mi mujer, por todo lo valiente, capaz y generosa que ha sido con la Asociación torrijos 1831. Flori, me siento muy orgulloso de ti. A ellos y todos los hombres y mujeres de la Asociación Torrijos 1831, los felicito por la capacidad de hacer soñar e ilusionar a los demás, creando tanto durante estos diez años. Crear no ha sido fácil ni antes ni ahora, pues, desgraciadamente, siempre ha despertado en otras mentes los recelos y la envidia, y como mal menor, pero mal en definitiva, la imitación de la idea nueva.
Hace ya varias décadas, cuando tenia once años y creía que el mundo era mejor de lo que es, vi una película de aquellas en blanco y negro, en la que el legendario actor Gary Cooper interpretaba a un creador en el punto de mira de los poderes de su época y de los aprovechadores de las ideas de los demás. El film se titulaba “El Manantial”, y en ella, durante un discurso, el protagonista decía frases como éstas: “Hace miles de años, un hombre descubrió cómo hacer fuego. Probablemente le condenaron a la hoguera. Sin embargo, había enseñado a sus compañeros a hacer fuego y les dejó un regalo con el que no soñaban… A lo largo de los siglos, ha habido hombres que han recorrido nuevos caminos con el sólo bagaje de la inventiva. Los creadores, pensadores, artistas, científicos e inventores siempre se enfrentaron con gente de su época. Cada nuevo pensamiento encontraba oposición. Cada novedad era denostada, se le ponían trabas o se imitada. El creador sólo tenía un móvil: su verdad, basada en la inteligencia y el trabajo; y cómo única bandera: su integridad. El creador sirve a la cultura y al desarrollo de la sociedad. El hombre no puede vivir sin su mente ni sus sentimientos. Llega al mundo sin medios, pero su cerebro es el gran recurso. El creador se basa en su propio criterio. El parásito sigue las opiniones y caminos trazados por los demás. El creador piensa. El parásito copia. El creador produce. El parásito roba. El creador necesita de independencia como el oxígeno que respira. No sirve a nadie, ni gobierna, y trata a los hombres mediante el libre intercambio y la elección voluntaria, la propia y la de los demás…”.
Aquello lo citó Gary Cooper en 1949, cuando muchos de los que aquí nos encontramos no habíamos nacido todavía. Hoy, estamos a finales de 2011 ¿Creen ustedes que ha cambiado algo de todo esto? Yo sinceramente pienso que no.
Hoy vivimos en un mundo complicado… ¿Pero cuándo el mundo no lo fue? La integridad de lo que se es ante la dinámica del entorno siempre ha tenido su durísimo costo, a veces, con el castigo correspondiente. Una leyenda ilustrada nos recuerda, que cuando el poderoso ejército de Atila arrasaba a una Europa en llamas, hubo una fortaleza llamada Andelkrag que resistió a los hunos sin posibilidades de sobrevivir. Los caballeros y damas que la defendían eran poetas, amaban la belleza y la libertad, e impregnaban sus vidas a través del conocimiento. Tenían muy poco material, pero la gran muralla que realmente les separaba de quienes les atacaban y tanto daño les hacían, era la de sus propios sentimientos: los valores humanos que forjaban su integridad.
Amigos todos, cuando pasen los años, quizás nazca en este pueblo un joven historiador con inquietudes, libre de condicionamientos y ataduras en su forma de actuar y con espíritu abierto, que empeñe una parte de su tiempo a investigar lo que fue la Asociación Torrijos 1831: su dedicación, trabajo y los objetivos propuestos y, cómo no, cada uno de los atentados y múltiples maneras que sufrió para ser quitada del medio en Alhaurín de la Torre. Pero pienso, que lo que más llamará su atención, será la digna trayectoria de esta asociación, en la que, frente a otras prioridades, antepuso la referencia de la integridad de los valores culturales que representaba. Si ese joven, que pienso está por venir, desea acertar con lo que fue este colectivo, tendrá que ser objetivo y clarividente, y también valiente a la hora de escribir y consignar el rastro de una estela labrada en el sendero de la libertad de unos criterios y la honradez de las personas que lo integraban: los de la Asociación Histórico-Cultural Torrijos 1831.
Honremos por tanto a la libertad, y a los que padecieron y sufren por ella.
Muchas gracias.

Esteban Alcántara Alcaide. 
3/11/11

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mucho ruido y pocas nueces. Vaya victimismo después de ir haciendo tanto daño. La historia de Alcántara y Cía sí que es para una película, sobre todo la de antes de llegar a Alhaurín de la Torre.