lunes, 2 de junio de 2014

El último Borbón. Cambiarlo todo para que todo siga igual.


Tenia que ser ahora. 

Solo 7 dias despues de la gran debacle electoral del 25M para el bipartidismo PP PSOE abdica Juan Carlos I, el Rey "continuista" por dos veces: la primera al ser designado por Franco como sucesor en la jefatura de Estado y defensor de los principios del Movimiento Nacional. La segunda al ser avalado por los poderes económicos, eclesiásticos y políticos para garantizar la "transición" y con ella el "statu quo" y los privilegios de la clase dirigente.
Sin entrar en valoraciones personales del personaje, pero enviándole un "caluroso" recuerdo de parte de los Elefantes, Rinocerontes, Rubias y demás victimas de sus caprichos monárquicos, si creo que es importante resaltar lo que sin duda es su "ultimo servicio" al Estado, al "espíritu de la transición", a los "poderes" y a sus "actores necesarios".

D. Juan Carlos anuncia la abdicación en su hijo, ensalzado desde siempre como el relevo que la institución monárquica necesita para adaptarse a los tiempos, como el individuo mas preparado para ser jefe de Estado y por supuesto como el garante de la estabilidad y la democracia de nuestro país.
Con su designación apoyada por la maquinaria económica y sus agentes políticos y mediáticos, se pretende eludir el necesario debate sobre el modelo de estado y con el, la posibilidad de que los ciudadanos opten por un sistema republicano que permita el avance democrático que supone la elección de nuestro jefe de estado a través de las urnas. Derecho del que aun estamos privados en pleno s XXI, en el que, como si de la época medieval se tratase, un ADN con prioridad masculina es a perpetuidad jefe de nuestro estado.
Pero no menos importante es señalar el segundo objetivo de este anuncio, en el momento en que los partidos de la transición, refugio y parapeto de todo un sistema de privilegios, negocios y castas y no pocos herederos del franquismo ven peligrar sus asientos, tras las elecciones europeas del 25M.
Sin duda, las piezas del tablero se han movido, enrocandose para evitar el jaque mate y provocando que tanto el efecto mediático de los nuevos resultados como los nuevos protagonistas de la actualidad política se afiancen en lo que podría ser y aun no será, un cambio de las reglas del juego.
Ni el PSOE, ni el PP, actores de un teatro que escriben otros mas poderosos, van a permitir un debate sucesorio, hurtandonos el derecho a decidir nuestra jefatura de estado y tampoco lo van a poner fácil para que cambiemos a nuestros dirigentes políticos en un escenario en el que muchos de ellos no tendrían hueco... 
Ojo a los cambios que se provocan para que nada cambie.
En cualquier caso aun queda partida y los peones, aunque son la pieza mas débil del tablero, aunque tienen menos libertad de movimiento, siempre son determinantes y la pueden llegar a ganar, por mucho que los reyes, las reinas, alfiles y torres pretendan lo contrario. 
Cuando los peones levantan la vista para entender la estrategia y comprender la jugada, dejan de ser piezas manipuladas y se convierten en jugadores y comprenden, como reza un graffiti en uno de los viejos muros del Albaycin de Granada "Los reyes necesitan súbditos, pero solo los súbditos necesitan reyes.

Juan Manuel Mancebo Fuertes
concejal ELECTORES-EQUO
Ayuntamiento de Alhaurín de la Torre


(1). Don Juan Carlos I rey de España, fué propuesto por el Dictador Francisco Franco como su sucesor a título de Rey,  en virtud de la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado del 47 y ratificado por las Cortes Españolas en julio de 1969, ante las que prestó juramento de guardar y hacer guardar las Leyes Fundamentales del Reino y los principios que informan el Movimiento Nacional. La sucesión debía recaer en su padre, Don Juan de Borbón y Battenberg, tercer hijo y heredero del rey Alfonso XIII; sin embargo, la existencia de un movimiento favorable al fin del franquismo y a la restauración de la monarquía liberal en la persona de Don Juan de Borbón y las no muy cordiales relaciones de éste con Franco, determinaron el salto en la línea de sucesión, y el nombramiento de Juan Carlos como "Príncipe de España".

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